Higiene: limpieza profunda con agua, imposible de igualar con el papel seco.
Cuidado de la piel: un toque suave, ideal para pieles sensibles o condiciones médicas específicas.
Sustentabilidad: menos residuos (cero papel) y un impacto ecológico significativamente menor.
Economía: ahorro a largo plazo al eliminar la compra constante de rollos.
Mantenimiento: cero riesgo de atascos en el inodoro al reducir el uso de papel.
Aunque en Argentina la adopción aún es incipiente, esta tecnología gana terreno rápidamente. Más familias están decidiendo incorporar bidets eléctricos o manuales durante las construcciones nuevas o remodelaciones.
Se trata de una inversión inicial que se justifica con un fuerte retorno a largo plazo en confort diario y en la reducción de su huella ambiental. Es decir, una mejora de calidad de vida y una decisión ecológica.