“De repente me separé de mi cuerpo físico... Estaba completamente inmóvil”, aseguró Brianna.
Sin embargo, en ese estado, se sintió “totalmente viva”, “consciente” y “más” ella “misma que nunca”.
Contó que no sentía dolor, solo una profunda paz y claridad, y que esta separación le permitió entender “lo temporal y frágil” de la vida humana. Según su testimonio, hay una “presencia o inteligencia superior” que nos guía con “amor incondicional”.
En ese lugar, “todo sucede a la vez, como si el tiempo no existiera”, pero con un “orden perfecto”, añadió la mujer sobre su experiencia.
La vida después de la muerte: ¿Cómo se siente la mujer luego del suceso?
Durante esos ocho minutos, que ella sintió como meses, Brianna asegura que experimentó “el principio de todo” y aprendió que el universo está “formado por un montón de números”.
También conoció a otros seres que le resultaron “familiares”.
“Cambió el curso de mi vida”, afirmó. Lo que antes le daba miedo “ya no tenía poder” sobre ella. Regresó con un “sentido de misión” y con la convicción de que la muerte “es una ilusión, porque nuestra alma nunca muere”.
Brianna ahora se dedica a ser “guía de transición”, ayudando a personas y familias a enfrentar el duelo, la enfermedad y los despertares espirituales. Se autodenomina “Doula de muerte y espiritualidad” y sostiene que su misión es brindar apoyo para que nadie tenga que atravesar esos momentos solo.
La experiencia la empoderó, le permitió ver con claridad por qué sufrió con su enfermedad y le enseñó a vivir con gratitud, sin enojarse cuando “pasan cosas malas”.
A pesar de que la recuperación fue dura y tuvo que volver a aprender a caminar y a hablar, Brianna no teme a la muerte y está agradecida por la experiencia que, según ella, la prepara para ayudar a otros.